Analogía es un trabajo, fruto de la colaboración de ocho profesionales: Patricia Ibarrondo (De rosas y baobabs), como directora de arte; Nicolás Costura, modista; Ana Alvarez (Las horquillas de Anita), peluquería; Paula Canellada (Tocados le Touquet); Lorena Carbajal, maquillaje; Jose Valle (Valle Producciones), vídeo; Mónica García, zapatos y yo (Mercedes Blanco) me ocupé de la fotografía.
La idea parte de Nicolás, con muchas ganas de hacer una sesión de comunión desde hace tiempo. Después de mucho aplazar y buscar un momento, concretamos una fecha y Patricia se encargó de darle forma y llevarnos a todos por un mismo camino.
El resultado es un cuento escrito por Patricia Ibarrondo, inspirado en en las películas del genial Tim Burton y los relatos de terror de Poe, con pinceladas a los cuentos infantiles y con un punto gótico. Todo ello, mezclado con un tema tan cándido y angelical como es la comunión, consigue una mezcla explosiva.
La localización, en pleno Parque Natural de Redes, fue un encuentro casual hace ya un tiempo, y supuso un auténtico flechazo desde el primer momento. No había duda de que era el lugar. Una capilla abandonada, en ruinas, en un bosque de hayas y castaños maravilloso.
Un diez para nuestras modelos, Ana y Victoria, dos bellezas que trabajaron como auténticas profesionales, ¡las mejores!
Os presento Analogía, la clara evidencia de que la suma y el formar equipo bien dirigido, es la clave. Tenéis el vídeo completo en De rosas y baobabs
ANALOGIA
Mimetizaron sus cuerpos, sus almas. Pero no por tener un mismo origen dos almas están abocadas a un mismo camino. La naturaleza es cruel, implacable, sibilina… Nos obliga a escoger. Dos opciones, dos caminos paralelos destinados a no cruzarse jamás.
Ella permaneció en casa, en aquel lugar de siempre donde no temer nada, donde mostrarse segura, amparada, resguardada… abrigada.
Alejarse fue la decisión más dura, aunque su marcha escondiese ira, recelo…o rencor. Escondiendo temores inconfesables bajo una máscara de arrojo. Pero la vida consiste en eso.
Decantarse por lo divino o lo mundano, lo carnal o lo profano. Incluso el alma más piadosa puede sucumbir a tentaciones y dejarse seducir por lo prohibido.
De la misma manera que el ser menos compasivo puede sentirse perdido, desorientado y mostrarse esquivo, fugitivo.
Casi siempre, la debilidad nos vence, gana la batalla, agota nuestra energía… nos acerca al verdadero reposo y nos devuelve la paz, el temido silencio. El tiempo se detiene y congela los muros, los anhelos, las pasiones. Desvela nuestro sueño.
Y nos enseña que no hay retorno posible, que la senda es oscura y fría. Que el camino es solitario. Al final descubrimos, que lo que un día fue, perdura.
Regresa en silencio, cauteloso, acechante… o nunca se fue.
El tiempo restaura nuestra memoria y nos recuerda que existe una analogía entre lo que somos y lo que pudimos haber sido. Porque al final, ni todo es blanco, ni todo es negro.
Al final, todo es un cuento.
Increible!!!! Trabajazo, sois brutales!!!! Me ha encantado. Enhorabuena!!!!
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Gracias Belén, ¡qué bien vienen esos ánimos!
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Reblogueó esto en cuentosinfantilesilustradosy comentado:
Precioso cuento.
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