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Siempre envidié muchísimo a los arquitectos por un montón de motivos, pero sobretodo, porque lo que hacen tiene una función muy justificada. No da ningún pie a dudas sobre su trabajo y la utilidad que este tiene. Con la boda que publico hoy, he encontrado tan justificado mi trabajo, que me despeja cualquier duda. Las imágenes, hoy más que nunca, van a reforzar un recuerdo a esa memoria nuestra que se queda con muy poco, aunque sea lo bueno. Registro de recuerdos.

Os puedo hablar de lo bien que trabajaron todos los compañeros de esta boda, que el lugar era espectacular, todos encantadores… Pero hoy voy a quedarme con el padre de la novia, una sonrisa constante pegada a un padrino, que disfrutó de cada instante.

He visto escenas muy emotivas en las bodas y la entrada en la iglesia de Cova y su padre fue, sin dudarlo, de las más intensas.

También hay bailes que no se te van de la cabeza,  el de las hermanas Belén y Estela con el padrino, no se me olvida. Te explicaba toda una vida, como pasa el tiempo y como se siente un padre. Cova, con ese abrazo eterno, nos contó muchísimo y su padre también lo hizo.

En mi última boda, hablaba con la novia lo importante que es celebrar las cosas. Celebra tu cumpleaños, celebra tu despedida de soltera, celebra tu aniversario. Celebra tu boda. Las celebraciones crean vínculos, atan más fuerte esos lazos. Y, sobretodo, fabrican recuerdos. Recuerdos compartidos. Enhorabuena, Cova, porque has conseguido un recuerdo más con tu padre,  estoy segura que un día llegarás a disfrutarlo.