Boda en agosto

Hay parejas que desde el primer día que te reúnes con ellos, estás deseando hacer su boda. Con Beatriz y Álvaro me pasó en cuanto entraron en el estudio. Estaba segura que la boda sería muy bonita, pero de las bonitas de verdad, esas que van a la esencia de las cosas, sin florituras. Y lo que me dijo Bea cuando me llamó para que fuese yo la fotógrafa de su boda, es de lo mejor que oí de un cliente.

El vestido de Beatriz era de I.Nuñez. Ya tenía ganas de poder hacer alguna novia de esta diseñadora, de quien tan bien habla todo el mundo, ¡hasta su competencia!

La habitación de la novia tuvo su animación. Además de mis compañeros, Julio, de Peluquería Suárez y Lorena Carbajal (626 667 762) con el maquillaje, pasó un montón de familia, hasta el recién nacido sobrino de Beatriz.

Lorena es un fenómeno calculando los tiempos con las novias, siempre lo llevamos controladísimo. Pero aquí pudo con ella la sangre colombiana de la novia. Nunca en mi vida vi una novia tan tranquila, pero todavía puede ser más raro: ¡nunca en mi vida vi una madre de una novia tan tranquila!. Pero conseguimos llegar a la Virgen de la Cueva, un santuario espectacular cercano al Parque de Redes en Asturias.

La madrina me gustó mucho, el vestido era de Nicolás Costura, que consiguió una madrina importante, de esas que dejan un listón alto. Llevaba un escote precioso con un corte espectacular y muy diferente. Y mantilla, ¿se puede pedir más?.

El tocado de la novia era de Tocados Le Touquet. Un casquete muy a lo Grace Kelly,  hecha completamente a mano, pieza a pieza, que es lo que diferencia el trabajo de Paula, un trabajo totalmente artesanal y elaboradísimo en el que emplea un montón de horas. Cada uno de los tocados que hace es único. ¡Este era toda una joya!

Beatriz y Alvaro celebraron su boda en el Palacio de Rubianes, un hotel con campo de golf, perfecto para una boda pequeña perdida en un paisaje asturiano. Es una gozada para los que puedan quedarse y disfrutar en familia y con amigos todo el fin de semana. Slow.

Al final todo acaba como tiene que acabar: cuando hay dos chiflados del trabajo, artistas e inquietos, se tienen que encontrar en algún momento. Eso es lo que ocurre con Nicolás Costura y Tocados Le Touquet y consiguen cosas como esta. La suerte es poder verlo.

Muchas gracias a Beatriz, Álvaro y su familia por lo bien que nos trataron y por dejar que compartiésemos su boda.

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