Parece mentira. Casi todo mi trabajo de bodas está hecho en Asturias, pero no tengo muchas en las que llueva. Y es una pena, no me pueden gustar más las bodas lluviosas.
La luz es perfecta, difusa, sin sombras que endurezcan la expresión y hagan aparecer hasta el último defecto.
Y esa luz tan tenue que aparece como si ya estuviera atardeciendo, hace magia con el vestido de la novia. Por suerte para los novios, ésto también ocurre cuando el día está nublado, que de esos sí que tenemos muchísimos en Asturias y son una bendición.
Otra ventaja para los que se agobien con los horarios, ¡es que agiliza muchísimo la salida de la ceremonia!
Pensar «ojalá que llueva», realmente no lo pienso nunca, pero «ojalá que esté nublado…», todos los meses menos septiembre.
Las fotos preciosas!!!! Como todas tus fotos!!!!! En la mía llovió y estuvo nublado y las fotos no pueden ser mas bonitas!!!!!!
No me olvido del asunto que tenemos pendiente!!!!! A ver si esta semana lo liquido!!!! :)))
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Vaya cabeza, ¡mira que pasé tu ficha y estaba convencida que no llovía!.
Un abrazo, María, ¡gracias!
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Sin llegar a la lluvia…no puedo estar más de acuerdo con lo que ganan las fotos cuando el día está nublado. En la mía hizo taaaaaanto sol a pesar de ser octubre, que dificultó muchísimo que los detalles de mi vestido se apreciaran.
Preciosas fotos, como siempre! 😉
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¡Muchas gracias!
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